Día 5
Me olvidé de contar dos cosas del recital de ayer. Primero, Argentina es el mejor público para el rock, porque somos re tanos! La ovación que le hicieron a los músicos cuando aparecieron en el escenario nos llenó de energía a todos. Los dos cantantes empezaron a pedir palmas a un cierto ritmo, y cuando lo teníamos empezaron a agregar de a un instrumento por vez a la música. Al recital lo empezó la gente, fue impresionante.
Carlos Santana se puso espiritual mas de una vez. Se tocaba los chakras y nos tiraba buena onda, repetía rítmicamente que no somos más que luz y amor, y a una Italia mayormente Católica le dijo varias veces que el pecado no existe, y que genera culpa. Me gustó lo de los chakras como un saludo cariñoso, lo de luz y amor me parece tan subjetivo como cualquier otra experiencia espiritual, y si el pecado existe o no nadie lo puede probar y es cuestión de fe tal como los chakras, pero coincido en que el pecado no siempre ayuda a mejorarnos, y muchas veces de hecho provoca innecesaria fricción.
Es sólo rock and roll, pero me gusta.
Antes de salir de Verona hacia Cinque Terre subí al monte donde está el Santuario de Nuestra Señora de Lourdes, desde donde se ve el río bordeando a la vieja ciudad:
Luego viajé alrededor de tres horas hacia el Sudoeste para llegar al Mar Liguria. Estando físicamente un poco cansado, elegí usar autopistas si bien había caminos de montaña. Fueron casi ~250km de autopistas, por los que pagué €17 de peaje. Para tener en cuenta, argentinos acostumbrados a precios más bajos.
Cada 100 kilómetros como máximo paro a descansar. Me encanta tomar cafecitos en Italia: la gente toma su espresso en un minuto en estaciones de servicio y sigue viaje. Las mesas son altas para acodarse parados, lo que agrega comodidad y descanso después del viaje sentados; me sorprende que no sea así en todas las estaciones de servicio.
El pueblo al que se llega de camino a Cinque Terre es La Spezia, con calles de ciudad antigüa italiana pero tráfico de ciudad y destino turístico popular. Para hacerla menos fácil, Información Turística estaba cerrada, y estos días hay una carrera de regatas así que no hay lugar para dormir ni en las veredas. Recorrí algunos hoteles de la ciudad (me maravillé con las calles, arquitectura y vistas), pero no conseguía. Luego de idas y venidas logré conseguir una pieza tierra adentro, cruzando un monte hacia Casté. Subiendo a la montaña vi la primer (y única por el día) vista al Mar:
Cualquier hotel en cualquier lugar me iba a sentar bien después de ver que el alojamiento esta semana es un problema real. Pero tuve la suerte de encontrar uno en Casté, para el que hay que cruzar algunos pueblitos deliciosos y la ruta de montaña que venía faltando. El camino es muy angosto (dos autos chicos entran con suerte), y lleno de vegetación lo que dificulta la vista, así que es muy divertido para la moto, pero hay que ir despacio. Además hay muchos cruces y bifurcaciones sin demarcar, difícil no perderse sin GPS. Casi no vi tránsito.
Ya en el hotel tuve la cena de la vida, y por primera vez en todo el viaje me dormí antes de la medianoche, después de ver el atardecer en las montañas. Estos lugares me recuerdan a casas de retiros espirituales.
Ahora me desperté para el amanecer, y ya estoy ansioso por recorrer estos cinco pueblos colgados de la montaña mirando al Mar. Qué viaje para hacer en moto.